Parece de sentido común
para los fisioterapeutas realizar una correcta valoración del paciente; saber de qué punto partimos para poder adaptar y programar
nuestro tratamiento a las necesidades del paciente. Pero demás, cuando hablamos de
fisioterapia acuática, la
valoración de la instalación, también adquiere una gran importancia.
Aspectos como las dimensiones del vaso y el tipo de borde, pero
sobretodo, la profundidad, la temperatura y los distintos tipos de accesos al
vaso, deben ser evaluados, para una correcta adaptación del tratamiento.
Hoy queremos hablaros de los distintos tipos de accesos.
Debemos conocer las necesidades de nuestro paciente, si se
desplaza autónomamente o
por el contrario necesita ayuda y qué tipo de ayuda, material o del fisioterapeuta, para valorar qué tipo de acceso sería el más indicado para él,
y, por supuesto, si en nuestra instalación
disponemos del mismo. En caso afirmativo, no habrá
problema, en caso negativo, deberemos buscar la posible alternativa.
Cuando hablamos de accesos, podemos realizar una clasificación de tres grandes tipos:
• Escaleras:
se trata del acceso que requiere una mayor independencia por parte del
paciente. En este tipo, podríamos
diferenciar dos subgrupos, la escalera vertical y la escalera de gradiente. En
la primera se requiere de una mayor amplitud de movimiento a nivel de la EEII,
así como una mayor fuerza
en la EESS.
• Rampas:
son accesos indicados para pacientes con un grado de dependencia intermedio.
Están indicados para poder
entrar con la silla de ruedas, además
de poder hacer uso de ella para pautar un tratamiento en cargas progresivas.
• Silla
hidráulica - grúa: es el acceso necesario para aquellos pacientes que presentan
la máxima dependencia.
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